En un mundo donde las tensiones religiosas y culturales amenazan con profundizar las divisiones, el diálogo interreligioso emerge como una herramienta indispensable para construir puentes de entendimiento y paz. En este contexto, el Congreso Mundial de Diálogo Intercultural e Interreligioso, una senda hacia la Paz, liderado por Gustavo Guillermé, se ha consolidado como un espacio crucial para fomentar el respeto mutuo y abordar los desafíos globales desde una perspectiva compartida. La novena edición de este evento, celebrada el pasado 17 de marzo, fue destacada en una entrevista radial entre Tito Garabal, reconocido periodista especializado en temas religiosos y del Vaticano, y Gustavo Guillermé, presidente del Congreso.
Un encuentro que trasciende fronteras
La jornada, titulada «La dignidad humana y la libertidad religiosa, pilares de una nación» , reunió a líderes de diversas confesiones religiosas, académicos, políticos y representantes de organizaciones no gubernamentales. Según Guillermé, “estuvieron presentes 11 de las 12 religiones que forman parte del Congreso”, incluyendo representantes del Bahaísmo, la Comunidad Judía, el Islam y múltiples denominaciones cristianas.
Este esfuerzo por incluir voces diversas refleja el compromiso del Congreso con la pluralidad y el diálogo inclusivo. Como señaló Guillermé durante la entrevista: “La sala estaba casi completa, con muy buena convocatoria”. Este éxito no solo evidencia el interés creciente en el diálogo interreligioso, sino también la necesidad urgente de abordar temas como la educación, la solidaridad y los derechos humanos desde una perspectiva intercultural.
La educación como eje transformador
Uno de los paneles más destacados giró en torno al tema de la educación. En palabras de Guillermé: “La educación es el presente y futuro de una nación […] tenemos que convencernos de que toda nuestra energía tiene que basarse en la educación”. Participaron figuras clave como la rectora de la Universidad de La Plata, Rita Gajate; el rector de la Universidad de Concepción del Uruguay, doctor Sauret; y Elder Joaquín Costa, presidente del Área Sudamérica de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Este panel subrayó la necesidad de un cambio profundo en los sistemas educativos para que Argentina vuelva a ser un referente global. “Argentina, desde la época de Sarmiento, logró lo que ningún país pudo hacer”, recordó Guillermé, destacando cómo en apenas una década se erradicó casi por completo el analfabetismo en el siglo XIX. Sin embargo, advirtió que hoy es imperativo adaptarse a los nuevos tiempos: “Con la inteligencia artificial y las herramientas tecnológicas actuales, podríamos estudiar todos en dos minutos y medio”.
Solidaridad y acción social
Otro de los ejes centrales del Congreso fue la solidaridad y la acción social, un tema que cobró especial relevancia en un panel que contó con la participación de Annette Denis, Presidenta General de la Sociedad del Socorro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; el diputado Yanil Santoro; y Lucía Montenegro, legisladora de la Ciudad de Buenos Aires.
“Ahí uno logra entender el gran trabajo que hacen las religiones, las ONG y también la política”, destacó Guillermé. Este panel permitió visibilizar iniciativas concretas que buscan mitigar el sufrimiento humano y promover el bienestar colectivo, demostrando que el diálogo interreligioso no es solo un ejercicio teórico, sino una herramienta práctica para generar cambios positivos.
Jóvenes líderes como base del diálogo
El Congreso también puso énfasis en el papel de los jóvenes como agentes de cambio. En el panel titulado “Jóvenes Líderes, la base del diálogo interreligioso en Argentina” , participaron figuras como Federico Wals, Tomás Penner de la Comunidad Judía, y Maximiliano Van Kruijssem, representante de los Bahaíes en Argentina.
“Es impresionante ver cómo los jóvenes están dispuestos a trabajar juntos por un futuro mejor”, señaló Guillermé. Este enfoque intergeneracional refuerza la idea de que el diálogo interreligioso no solo debe incluir a líderes establecidos, sino también a quienes llevarán esta misión hacia el futuro.
Entre los ponentes de las mesas también estuvieron Támara Runia, Presidencia General de Mujeres Jóvenes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; Dra. María del Carmen Magariños, Rectora de la Universidad Argentina John F. Kennedy, y el Dr. Alberto Taquini, Miembro de la Academia Nacional de Educación. Y entre los líderes religiosos que también asistieron a la misma estaban D. Gustavo Libardi, Presidente Iglesia Scientology de Argentina y Sohrab Yazdani Máxima autoridad de la Comunidad Bahaí de Argentina, entre otros.
Un homenaje en medio de la memoria
Cabe destacar que el Congreso coincidió con el aniversario del atentado a la Embajada de Israel en Buenos Aires, un hecho que marcó profundamente a la sociedad argentina. Tito Garabal, quien vivió de cerca los eventos de aquel trágico día, recordó cómo “se movió todo” en la capital y cómo las calles quedaron cubiertas de vidrios y escombros.
“Qué bueno que de algún modo vos con este encuentro coincidiste con ese día porque fue una forma de mostrar lo que es construir la paz”, expresó Garabal, reconociendo el simbolismo del Congreso como un acto de resistencia frente a la violencia y el odio.
Mirando hacia el futuro
Gustavo Guillermé concluyó la entrevista con un mensaje de esperanza: “Tengamos esperanza porque la luz le va a ganar a la oscuridad […] la luz va a lograr, sí o sí, ganarle a la oscuridad. Y va a ser más pronto de lo que nosotros pensamos”.
Este optimismo no es gratuito. El Congreso Mundial de Diálogo Intercultural e Interreligioso ha demostrado, edición tras edición, que el diálogo es posible y necesario. Como afirmó Garabal al despedirse: “Un abrazo grande, el afecto de siempre, y mi oración por todo tu enorme, enorme y valiosísimo trabajo”.
En un mundo donde el antisemitismo, la persecución a los cristianos y otros conflictos religiosos persisten, iniciativas como esta son un faro de esperanza. El Congreso liderado por Guillermé no solo invita a reflexionar sobre los desafíos actuales, sino también a actuar con determinación para construir un futuro más justo y pacífico.