El peligroso avance del terrorismo fundamentalista: del 7 de octubre en Israel a la masacre de cristianos en Siria y a una Europa que pierde sus valores y cultura.
Por Gustavo M. Guillermé, Presidente del Congreso Mundial de Diálogo Intercultural e Interreligioso y Embajador para la Paz de la UPF
El mundo atraviesa una de las etapas más oscuras en lo que respecta a la violencia religiosa y el terrorismo. En distintos rincones del planeta, el fundamentalismo se expande, disfrazado de ideología o resistencia, pero dejando siempre el mismo rastro: muerte, persecución y odio. Hoy, más que nunca, es necesario alzar la voz ante un fenómeno que amenaza no solo a naciones específicas, sino a toda la humanidad.
El peligroso avance del terrorismo fundamentalista
Lejos de estar en retroceso, el terrorismo fundamentalista ha encontrado nuevos escenarios para expandirse, alimentado por el fanatismo, la manipulación de la fe y, muchas veces, la indiferencia de gran parte de la comunidad internacional. Grupos como Hamás, ISIS, Hezbollah y otros actores extremistas siguen reclutando, adoctrinando y atacando sin distinción de víctimas. El objetivo no es solo territorial, sino espiritual y cultural: borrar al “otro”, al diferente, al que no se somete.
Este avance no es casual ni espontáneo. Es parte de una estrategia global que busca socavar los valores democráticos, la convivencia pacífica y la libertad de culto. Y lo más alarmante: lo hacen con brutal eficacia y financiados por Estados terroristas como Irán, Venezuela y otros.
La masacre del 7 de octubre y la resiliencia del pueblo judío
El 7 de octubre de 2023 quedará grabado como uno de los días más trágicos en la historia reciente de Israel y del mundo. El ataque perpetrado por Hamás no fue una acción bélica convencional: fue una masacre planificada contra civiles, familias, mujeres, niños y ancianos. La intención fue sembrar el odio, el terror y quebrar el espíritu de un pueblo que ha demostrado, una vez más, una resiliencia admirable.
Frente al horror, la comunidad judía en todo el mundo se unió en duelo y en firmeza. La respuesta no fue solo militar, sino también espiritual, cultural y diplomática. El pueblo judío, con milenios de historia marcada por la persecución, vuelve a demostrar que la identidad y la fe pueden ser más fuertes que el odio.
La masacre de cristianos por el solo hecho de ser cristianos
En Siria, como en otras regiones del Medio Oriente y África, los cristianos siguen siendo blanco de una persecución sistemática: iglesias incendiadas, sacerdotes asesinados, comunidades enteras desplazadas. Todo por el simple hecho de profesar una fe distinta a la impuesta por grupos radicales.
Esta realidad, muchas veces silenciada por los grandes medios, exige atención urgente. La libertad religiosa y la dignidad humana no pueden ser consignas vacías. Cada cristiano asesinado por su fe es un símbolo de la fragilidad de los derechos humanos cuando no se los defiende activamente.
Europa en peligro ante una migración descontrolada, violenta y sin valores
A este complejo escenario se suma una preocupación creciente: Europa enfrenta una migración descontrolada que, si bien incluye a personas que huyen legítimamente de la guerra y la miseria, también puede servir de canal para la infiltración de extremistas y terroristas fundamentalistas.
La falta de políticas claras, los vacíos legales y la presión sobre los sistemas sociales están generando tensiones internas, radicalización en barrios marginales y un aumento del antisemitismo y la cristianofobia. Europa no debe cerrar sus puertas a los necesitados, pero tampoco puede ignorar los riesgos de no distinguir entre refugiados y potenciales fanáticos, como tampoco puede permitirse perder su identidad, su cultura y sus valores democráticos y religiosos.
El mundo libre está siendo desafiado por un enemigo que no se esconde, que actúa con crueldad y que desprecia la vida del otro. Frente a esto, el silencio es complicidad. Defender a Israel, proteger a los cristianos perseguidos, exigir controles migratorios responsables y combatir el terrorismo con decisión no es un acto de odio: es un acto de defensa de la civilización.
Nuestra única esperanza es saber que la luz vencerá a la oscuridad y que Dios, nuestro único guía, nos protegerá.