En un firme llamado a la comunidad internacional, el canciller de la República de Costa Rica, Dr. Arnoldo André, pronunció hoy un destacado discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, donde enfatizó la importancia del respeto a la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho en la región. La intervención del ministro se enmarca dentro de la Semana de Alto Nivel de la ONU, un evento crucial donde los 193 estados miembros tienen la oportunidad de presentar sus visiones sobre los desafíos globales y regionales.
Durante su intervención, el canciller André abordó los numerosos desafíos que enfrenta la humanidad en la actualidad, subrayando el papel esencial que desempeña el multilateralismo en la búsqueda de soluciones efectivas. “Una democracia no persigue ni intimida; no encarcela ni tortura por motivos políticos”, afirmó con vehemencia, afirmando un principio fundamental que debe guiar la conducta de los gobiernos en su interacción con los ciudadanos.
Uno de los puntos más críticos de su discurso fue el llamado a no permitir la normalización de la represión y la dictadura en Venezuela. “No permitamos que, una vez más, se normalicen la represión y la dictadura en Venezuela”, exhortó el canciller, resonando con la preocupación compartida por muchos países de la región sobre la situación política en el país sudamericano.
Además de la defensa de la democracia, André tocó otros temas urgentes que exigen atención global. Habló sobre la triple crisis climática, el crimen organizado, las inestabilidades geopolíticas, la necesidad de desarme, y la reforma del sistema financiero internacional. También hizo hincapié en la protección de los océanos, un tema crucial para la sostenibilidad y el bienestar del planeta.
La intervención del canciller costarricense se produce en un contexto global donde los desafíos son múltiples y complejos. Su llamado a la unidad y la acción colectiva se alinea con el espíritu de cooperación que la ONU busca fomentar entre sus naciones miembro.
El discurso de Costa Rica es un recordatorio del compromiso del país con los principios democráticos y los derechos humanos, y su liderazgo en la defensa de la justicia y la equidad en la región. En un mundo donde la vigilancia sobre las libertades democráticas es más crítica que nunca, la voz de Costa Rica resuena como un símbolo de esperanza y una invitación a la acción conjunta por un futuro más justo.
